Desde su taller en Puerto Varas, Matías Bustamante, nos habla con calma, mientras observa con atención los recortes de revistas y dobleces de papeles que manipula con sus manos. A su espalda se observa una pared también llena de recortes y dibujos. La obra del artista visual Matías Bustamante, parte de la Convocatoria de Talento Local 2025 del Centro de Arte Molino Machmar (CAMM), transita entre diferentes soportes: lo análogo y digital, lo personal y colectivo. Para este artista autodidacta, “exhibir su más reciente obra en el CAMM, es un acto democrático”.
En su trabajo, Matías, no solo comparte imágenes, sino que genera espacios de reflexión y de diálogo visual, invitando al espectador a conectar con la vida cotidiana, los recuerdos y emociones que se despliegan en cada composición. “Necesitaba darle un título a algo que sentía muy propio: son historias mías que voy transmitiendo a la gente. Relatos Gráficos nace de eso, de ir armando mis recuerdos en imágenes”, nos explica ante la interrogante sobre el origen del nombre de la exposición.
Relatos Gráficos no deja indiferente al público que visita la Sala Molino donde se expone la obra. Cada fragmento y composición parece activar algo reconocible, como recuerdos o sensaciones suspendidas en el tiempo. Su proceso creativo, sin embargo, dista de ser lineal. “Son etapas bien marcadas: primero recolecto material, en revistas, en internet, en imágenes de uso público; y cuando veo que estas imágenes empiezan a cobrar sentido, las digitalizo y comienzo a conformar escenas, una especie de relato”.
Una vez concluida esa fase, las obras adquieren forma física, ya sea en soporte análogo o digital, y se imprimen en papel fine art, donde cada textura y matiz refuerza la visual que caracteriza el trabajo de Matías: audaz y potente. En sus composiciones, Matías no solo arma imágenes, sino que también construye memorias visuales. “Las imágenes te van guiando y gatillando ideas o emociones. Es una especie de sorpresa, un guion que se va escribiendo solo, donde los personajes alteran el relato gráfico y articulan el collage”, comenta, con la mirada atenta al trabajo que tiene en sus manos.
Hoy, con más de dos décadas dedicadas al desarrollo de imágenes, Matías combina su formación en arquitectura con su pasión por el arte y el diseño, en una búsqueda constante por unir técnica, concepto y visual en el collage. Aquella relación tiene orígenes en su adolescencia.
Una búsqueda que empezó en la sala de clases
Nacido en Santiago, pero con raíces puertovarinas, este artista autodidacta creció entre la ciudad y el sur, lugares que marcaron su manera de observar el mundo. “Mi aproximación al arte comenzó en el colegio, alrededor de segundo medio”, recuerda. “Tenía un compañero de curso que era muy bueno dibujando, Matías Santa María. Siempre me gustó cómo hacía sus croqueras y dibujos, y él me daba tips”. A lo que añade, “después me cambié de colegio y tuve una profesora muy buena, Sandra Rojas, que me impulsó mucho este gusto que tenía por el dibujo. Me fue guiando y dando visibilidad e incluso me dejó hacer murales en el colegio”, recuerda.
Al llegar a cuarto medio, Matías Bustamante se decidió por el diseño. “Era mi primera opción, pero no fue aceptada por mis padres y me incentivaron por la arquitectura, y todo fue por influencia de mi tío”, cuenta. Su paso por la Licenciatura en Arquitectura en la Universidad Andrés Bello, en Santiago, fue transformador: “Nunca abandoné el diseño, así que me incliné, desde la arquitectura, por un enfoque más visual y conceptual”.
En el desarrollo de la carrera, se inspiró en referentes como Archigram, un grupo de arquitectos de vanguardia de la década de 1960 de Londres. “Desde allí logré entender la arquitectura desde un lugar menos convencional y más atractivo visualmente, apoyándome en las herramientas digitales”, añade. Tras egresar, se especializó en el área gráfica, donde lleva ya unos 25 años desarrollando imágenes, explorando la intersección entre arte, tecnología y diseño. Con la posibilidad del teletrabajo, decidió regresar al sur. “Se dio la oportunidad del teletrabajo y me vine a Puerto Varas. Llevo más de un año trabajando como freelance, buscando potenciar el arte y vivir experiencias nuevas”, comenta.
Hoy, entre la lluvia y los volcanes Osorno y Llanquihue, Matías continúa esa búsqueda que comenzó en una sala de clases, cuando descubrió que el dibujo podía ser mucho más que una habilidad.
¿Qué encontraste en el collage que quizás no habías encontrado en otros lenguajes o formas de expresión artística?
“Para mí, el collage facilitó comunicar cosas que de otra manera no podía interpretar de forma convencional. Me permitió armar ideas rápidas, de manera gráfica. Por ejemplo, pintar es un proceso más lento y requiere otro nivel de conciencia, lo cual me gusta mucho, pero yo buscaba una manera de expresar ideas de forma eficaz y audaz. Fue en la carrera donde encontré estas herramientas, que luego pude trabajar en el computador, usando programas como Photoshop”.
¿Cómo ha sido la recepción de las personas ante tu exposición?
“La exposición ha tenido una muy buena aceptación. La inauguración fue excelente, con mucha gente que invité y también gracias a la organización de Verónica Astudillo y Amparo Allende. En lo personal yo trato de llegar a un público amplio, generando curiosidad tanto en artistas como en el público general. Incluso los niños han disfrutado mucho las obras y recientemente el colegio de mi hija visitó la obra y les encantó”.
¿Qué crees que sienten las personas cuando están frente a uno de tus cuadros?
“A cada persona que ve los collages quiero que los interprete según lo que ellos sientan. No quiero imponer un significado: si hago una escena barroca con elementos antiguos, me interesa que alguien pueda reconocer en esos recortes algo de su vida o de su pasado. Es una invitación a reconocer ciertos elementos, muy libremente”.
En 2020 fundaste Basal Studio, un espacio creativo y multidisciplinario. ¿Qué te motivó a crear este proyecto?
“Al principio tenía una cuenta en Instagram que era personal. Con el tiempo decidí juntar todas mis obras en una cuenta más profesional y allí se me ocurrió Basal Studio.
¿Qué opinas del rol del CAMM como centro para artistas locales y emergentes del sur de Chile?
“Me encanta la labor que realiza el CAMM con Talento Local, es un acto democrático y muy destacable. Incluso, Relatos gráficos, es la exposición más grande que he hecho porque la armé para la Sala Molino. Con respecto a la centralización de artistas ha disminuido con el tiempo, en parte gracias a la pandemia, que generó una descentralización cultural. Distintos polos se han ido potenciando, y Puerto Varas es uno de ellos. Este impulso cultural ha sido muy interesante porque hay un boom de artistas en diversas áreas (escultura, collage, fotografía) y una comunidad de collagistas muy importante, incluyendo referentes como Pablo Carvajal, considerado uno de los mejores. Sigamos así, porque podemos lograr grandes cosas.”
¿Por qué crees que el sur es el lugar de los artistas o collagistas?
“Creo que el clima y las condiciones del sur fomentan una introspección que permite trabajar en un entorno más tranquilo, dando la pausa necesaria en el proceso creativo. Además, el collage, a diferencia de otras artes como la pintura al óleo, es más espontáneo, accesible y democrático. Es una forma de expresión que conecta directamente con la gente, y aunque el collage esté de moda, su valor va más allá de una tendencia: permite crear de manera libre y cercana.”
Información periodística: Ignacia Maldonado, periodista del Centro de Arte Molino Machmar.Contacto: comunicaciones@molinomachmar.cl
Fotografías: Daniel Maldonado
 
 
 
 
 
 
           
           
          