
Durante el siglo XIX los europeos impregnados del espíritu romántico imperante, así como por el empirismo naturalista de la Ilustración, se sienten atraídos por el continente americano, que después del largo periodo colonial les brinda la posibilidad de ser conocido. El número de visitantes extranjeros aumenta considerablemente.
Se organizan expediciones de exploración geográfica, con fines científicos, militares o comerciales. Las expediciones vienen acompañadas de pintores que registran la flora y fauna, la geografía, y la variedad de costumbres y tipos humanos.
Surge la figura de los denominados "artistas viajeros", pintores independientes que se distancian de la fiel ilustración, y que además del deseo de descubrimiento y documentación, plasman en su obra su subietividad y sus emociones. Muchos de estos exploradores visuales recorrieron un solo país latinoamericano, pero otros hicieron extensos viajes por diferentes regiones.
El precursor de todos ellos fue el naturalista alemán Alexander von Humboldt, quien viajó durante cinco años por América cartografiando, recogiendo especies y dibujando. Sus publicaciones despertaron un enorme interés en el público y artistas europeos, lo que originó un verdadero descubrimiento visual del nuevo continente, aunaba los datos científicos exactos con una respuesta emocional a lo que veía.
Los artistas viajeros contribuyeron a la historia del arte latinoamericano capturando su belleza y dando cuenta del espacio geográfico y la descripción de las gentes, costumbres y hechos históricos. Su contacto con el incipiente ambiente artístico de los países visitados tuvo gran incidencia en el desarrollo de las artes locales. Sus obras darán origen a la pintura costumbrista y de paisajes que con tanta excelencia van a desarrollar posteriormente los artistas de nuestro continente.
Dentro de este contexto podemos ubicar las obras de Carl Alexander Simon y Theodor Ohlsen, dos artistas alemanes que, movidos por su espíritu romántico y su entusiasmo por explorar y descubrir, llegaron a Chile, legándonos un testimonio de incalculable valor de nuestro territorio.
Beatriz Huidobro
Historiadora del Arte
Theodor Ohlsen 1935-1892
Pintor y dibujante alemán, es uno de los últimos artistas viajeros del siglo XIX. Realizó estudios artísticos en las Academias de Berlín, Hamburgo y Munich. Llega a Valparaíso a trabajar como retratista en 1883, a los 28 años de edad y permanece diez años en nuestro país (1883-1893). Abrió talleres de pintura en Valparaíso y Viña del Mar.
Su gran interés por la población y el paisaje de Suda mérica lo llevó a realizar viajes por Chile, Argentina y Uruguay. En Chile retrata la Bahía de Valparaíso y otros lugares poco conocidos en ese entonces como Corral, la isla de Juan Fernández y la Patagonia, donde. permanece por un largo periodo. Recorre Tierra del Fuego, la Isla Dawson y los canales fuegui nos, registrando en sus dibujos escenas costumbristas, paisajes y marinas.
A su regreso a Alemania en 1894, publica sus trabajos en Un álbum de fotograbados titulado "Durch Sud-Amerika" el que consta de 152 ilustraciones, constituyendo una crónica ilustrada sobre los rinco nes visitados en América, muy admirados en ese entonces en Europa.
Las obras de la exposición pertenecen a este registro de fotograbados, cuyo álbum fue adquirido por Hede Gantz, quien lo trajo a Chile. Permaneció en el Colegio Alemán de la Unión y fue donado al Archivo Histórico Emilio Held Winkler, donde se encuentra actualmente.
Alexander Simon 1805-1852
Carl Alexander Simon llega a nuestro país en 1850, y se instala en el sur de Chile, entre Valdivia y Chiloé. Estudió arte en la Academia Real de Berlín, y posteriormente en Munich; asistió a la Escuela de Pintores Alemanes en Roma. En Alemania formó parte activa del proyecto colonizador en el sur de Chile, impulsado por el estado chileno. Partidario de movimientos republicanos y habiendo sido políticamente perseguido, vio en la colonización una salida a la crisis económica y social en Alemania.
En Chile el proyecto de colonización que lo motivó no fue fructífero por lo cual volvió a dedicarse a la pintura, plasmando en sus obras su interés por el naturalismo y la ilustración científica. Realizó varios dibujos que describen la fisonomía del paisaje y documentan diferentes especies vegetales nativas.
En 1852 viaja a Chiloé y recorre el archipiélago, realizando bosquejos y acuarelas. Registra las costumbres, dejando valiosos documentos de la vida en el sur de Chile de aquella época. Es ahí, en la isla, donde lo encuentra viviendo muy precariamente Bernardo Philippi, quien lo invita a ser parte de una expedición en Punta Arenas en la que Simon colaboraría como pintor. Fue en el marco de esta misión que Alexander Simon perdió la vida a manos de indígenas de la Patagonia.
Gran parte de su obra desapareció y algunos de sus dibujos y pinturas fueron firmados por Vicente Perez-Rosales, quien según se ha investigado, se habría apropiado de algunas de sus obras. Los trabajos de Alexander Simon que aquí se encuentran expuestos son de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes, y de la Biblioteca y Archivo Histórico Emilio
Held Winkler.
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