Recorrido virtual por la colección del MAVI '

Del ciclo “Antes todo esto era campo”
Interrogar/devorar la imagen
Relevar la colección
La Colección del MAVI contempla un grupo diversificado de obras y artistas, cruzado por temas, y tramas generacionales que muestran la versatilidad de las artes visuales locales de las últimas cuatro décadas. Mostrando las formas asociadas a cada uno de estos momentos del arte local, la colección permite visualizar las obras como hitos representativos de la historiografía nacional, y mediante ello ofrecer una mirada hacia algunas problemáticas tales como la persecución de la modernidad mediante la geometría, el desplante lírico de la pintura gestual, en las primeras décadas; la pérdida y recuperación del lenguaje conceptual y figurativo en las que siguen; la exploración del espacio instalativo y otros soportes de imagen, en el tiempo presente.
Durante el año 2019 el museo se propone relevar su colección donde se invitó a las curadoras e investigadoras Carolina Castro y Carol Illanes a realizar una labor de selección e investigación. De un total de más de mil obras, se logró la sistematización del cuerpo principal compuesto por 165 artistas y un total de 400 obras. En base a ello, durante 2020 se llevó a cabo el ciclo “Antes todo esto era campo” donde tuvieron lugar una serie de conversaciones con diversos profesionales e investigadores que contribuyeron a ampliar las visiones de la colección, en especial de aquellas obras que hasta entonces no habían tenido gran visibilidad y circulación.
La exhibición “Interrogar/devorar la imagen” se propone como una primera exposición, de un total de cuatro, que buscan proponer distintos ejes de lectura del acervo a partir de un grupo de obras específicas mediante el ejercicio curatorial e investigativo. Esto se suma a la actual misión de la colección MAVI que busca resignificar las obras que la conforman como piezas fundamentales en la historia del arte chileno, y con ello invitar, tanto a espectadores como expertos, a reflexionar sobre las transformaciones que ha experimentado la sociedad chilena, y como consecuencia el arte, en los últimos setenta años.
Devorar la imagen
¿Qué es la imagen? Nuestra permanente y progresiva sobreexposición a ellas no nos ayuda ciertamente a poder definirlas. Nuestro temor y desconfianza, y el querer apuntar todo lo que no está ahí y todo lo que sí está, al contrario, las diluye y nos impide alcanzar su verdadera naturaleza.
Las imágenes son siempre producto de un concepto. Los sujetos y épocas tras ellas todas las veces emergen. Pero lejos de ser sólo instrumentos de representación, simples canales al servicio consciente o inconsciente de manipulaciones, la imagen es poder y pretensión; ocupa el lugar de lo que no está, de lo ocurrido ya perdido e incluso aquello que “nunca fue”. Su lugar dentro de nuestra relación con lo real nos instala en varias paradojas: cuando nos obliga a denunciar sus límites, su ser-limitado la confirma como pura permanencia y autonomía.
Pero porque nos vemos impedidos de encerrarla en los límites de su materialidad, la imagen será siempre un suspenso, algo que nos deja suspendidos. Definida como viviente y pensante, la imagen es parte –objeto predilecto pero también matriz– del pensamiento occidental. Como establece W.J.T. Mitchell denunciar la potencia de las imágenes o negarlas es lo mismo: los dos actos expresan la misma ansiedad o reconocimiento delante de dicha potencia.
Bajo esa extraña paradoja e innegable ansiedad, el arte “invierte” en las imágenes, resucitando su función crítica y proponiendo una actitud ante ellas: reconocer que si bien tienen el poder de tocar lo ausente y volver presente lo distante, lo que hay que buscar es precisamente controlar en lo posible ese auto excedente exorbitante, ese infinito entre lo que es y lo que no es. Antes que nos devoren, dicen los artistas, hay que devorarlas, y volverlas otra cosa.
Carol Illanes
Curadora
Interrogar la imagen
En el cruce generacional propuesto por esta exposición, desde el reconocimiento compartido, surge un modo poderoso de investigación y estimulación en torno a la construcción de la imagen. Cada artista ha escogido una gran diversidad de medios para ello. En las obras de este conjunto parece emerger una sensibilidad común en la que el pasado no es pasado, y donde la autoconciencia y la relación de uno, la propia biografía, con el poder recursivo del discurso visual, sustenta la disputa intelectual de la imagen artística.
En el presente existe una tensión teórica, una dialéctica, entre objeto e imagen, entre lo virtual y lo real, lo material y su significado que se conecta además a la forma en que las imágenes viajan como objetos y circulan en la esfera pública, entre imaginarios culturales y temporalidades.
Nos preguntamos, ¿por qué no comprometer la materialidad de la imagen junto con la materialidad de otros elementos visuales?, ¿cómo se piensa el medio a través de la imagen que contiene?, ¿por qué no considerar las imágenes inmateriales que existen dentro de nuestras mentes y memorias, no encarnadas y sin embargo dentro de nuestros cuerpos?, ¿pueden llevar las imágenes a otras formas de la organización de lo sensible, a interferencias donde lo individual lleve también a lo colectivo?.
Esta selección indaga en la posibilidad de extender el espíritu de la producción visual chilena de los últimos cuarenta años interrogándose sobre la trascendencia de las imágenes, su arraigo dentro de las estructuras de poder, así como su curso y creación de realidades.
Carolina Castro
Curadora
Artistas: Carlos Altamirano, Natalia Babarovic, Juan Castillo, Cristóbal Cea, Gonzalo Díaz, Eugenio Dittborn, Pilar Elgueta, Klaudia Kemper, Catalina Parra, Jorge Tacla, Patricia Vargas, Ulrich Welss.
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