Por Javier Milanca

BUSCANDO A LAGUNA DE MANUEL ROJAS
Llegaron sus cuentos en medio de mi frenesí de lector adolescente. Primero, una profesora me leyó el “Vaso de Leche”, luego “Hijo de Ladrón” que leí por voluntad antes que me pidieran leerlo por obligación. Pero un día di con “Laguna”, un cuento que me persigue en el presente con sus personajes despojados de todo menos del frío y del hambre. Me emocionó ese carrilano que se presentaba diciendo que su nombre era “Laguna” y que era “Pura Araucanía”. Comencé a escribir pensando encontrar a ese personaje perdido en la nieve y con eso todo tenía sentido en mi propia búsqueda interior como escritor. Y encontré a los “Laguna”, y a las Laguna”, los tenía muy cerca, multiplicados en las calles, en la analfabeta amistad de los colegas campesinos de mis abuelos, en los picadores de leña barriendo mala suerte, en los vendedores de merken oxidado. Escribo, a mis tropezones, sobre la continuación de los “Laguna” de esos que son pura araucanía, sobre su rabia y sus enormes deseos de vivir. Cuando después me invitaron, ya como escritor a la ciudad de Mendoza, mientras el bus subía esas escarpadas montañas vi la línea férrea que usó Manuel Rojas para escenario de su cuento y que describe con esa amorosa pluma desesperada la historia universal del sacrificio obrero, viento y mala estrella cayendo como la nieve pues en esas desolaciones cualquier momento del renglón o de la vida es bueno para morir. Vi los túneles, que eran el escenario de ese cuento, imaginé los obreros y sus labores en donde lo mismo que el hambre les partía las entrañas, el viento les partía la piel. Apenas nos detuvimos en la aduana quise buscar al “Laguna”, perdido en la nieve en esa fatídica mala suerte que arrastra la pobreza, lo llamé al viento y usando las palabras con que Manuel terminó su relato repetí “Pobre Roto fatal”. No lo encontré en la cordillera, perdido en su sacrificio bajo la nieve, yo trato de rescatarlo en cada cuento pues espero aparezcan en alguna hoja y presentárselos en toda su humilde grandeza.
Javier Milanca, 2020.